El horario de verano debería cancelarse por el bien de los padres de todo el mundo

Antes de tener hijos, tú y yo nos llevábamos bastante bien. Cada otoño, me regalabas una hora más en el bar (puntos importantes) y una hora más en la cama (todos los puntos del mundo). Y cada primavera, nos peleábamos un poco, pero sin mayores daños (me encantaba dormir, estabas condenada desde el principio). Aunque estuve bastante cansada esa primera semana, salir del trabajo a la luz del día hizo que mereciera la pena. Nunca temí tu llegada.

¿Y ahora? Tengo dos hijos y, francamente, te odio. Entonces pensaba que estaba «cansada», pero ahora me doy cuenta de que no era más que una broma cruel que me estabas gastando para prepararme para el acontecimiento principal: ser madre durante el horario de verano.

Dos veces al año nos fastidias la rutina. En lugar de una hora más en la cama o en el bar, me das niños malhumorados y una familia muy cansada. Cada vez que alguien en las noticias dice: «No se olviden de adelantar los relojes este fin de semana», con verdadero ánimo en la voz, me invade el pavor. No deben entender realmente DLST, o como me gusta llamarlo en mis momentos más oscuros, «Dreaded Life Sucking Time».

Una mala higiene del sueño me hacía dormir 15 horas al día – Así es como lo curé

Espero que no me lo tengas en cuenta, pero me gustaría sugerirte -por el bien de las madres de todo el mundo- que te canceles para siempre. Sé que hace años que se habla de ello, pero no se hace nada; los padres hablan de que los niños tardan más de una semana en recuperarse y adaptarse a ti. Es mucho para sus pequeñas mentes y cuerpos, lo que da paso a más rabietas con las que luego tenemos que lidiar. ¿Y sabes en qué me convierte eso? Incluso más cansada. Pero te has quedado, a pesar de todos nuestros más profundos deseos.

Recuerdo que un año, cuando mi hijo aún era un bebé, intenté acostumbrarle al cambio de hora acostándole cada vez más tarde con la esperanza de que se quedara dormido. Pues no lo hizo. De hecho, empeoró las cosas. Al año siguiente, intenté improvisar. No hice nada para preparar a mis hijos para el cambio de hora. Resulta que tampoco funcionó. A estas alturas, he perdido toda esperanza y toda estrategia. Simplemente acepto que toda la semana será un desastre.

Desear ser «el papá» no es la manera de nivelar las cosas para las mamás

Antes de tener hijos, tú y yo nos llevábamos bastante bien. Cada otoño, me regalabas una hora más en el bar (puntos importantes) y una hora más en la cama (todos los puntos del mundo). Y cada primavera, nos peleábamos un poco, pero sin mayores daños (me encantaba dormir, estabas condenada desde el principio). Aunque estuve bastante cansada esa primera semana, salir del trabajo a la luz del día hizo que mereciera la pena. Nunca temí tu llegada.

¿Y ahora? Tengo dos hijos y, francamente, te odio. Entonces pensaba que estaba «cansada», pero ahora me doy cuenta de que no era más que una broma cruel que me estabas gastando para prepararme para el acontecimiento principal: ser madre durante el horario de verano.
Dos veces al año nos fastidias la rutina. En lugar de una hora más en la cama o en el bar, me das niños malhumorados y una familia muy cansada. Cada vez que alguien en las noticias dice: «No se olviden de adelantar los relojes este fin de semana», con verdadero ánimo en la voz, me invade el pavor. No deben entender realmente DLST, o como me gusta llamarlo en mis momentos más oscuros, «Dreaded Life Sucking Time».

Una mala higiene del sueño me hacía dormir 15 horas al día – Así es como lo curé